Este sorprendente pueblo mexicano del estado de San Luis Potosí, enclavado en la Sierra de Catorce, al que se llega después de atravesar el interior de la galería de una mina, es una de las joyas de los viajeros independientes de todo el mundo.
Fundado en el año de 1779 con el descubrimiento de unas ricas minas de plata que provocaron su invasión por multitud de mineros y aventureros en busca de suerte, fue centro de una verdadera fiebre de la plata en medio de condiciones totalmente desfavorables: el lugar era inaccesible, no había agua, los abastecimientos eran difíciles, y sobre todo, no contaba con ninguna autoridad que se ocupara de hacer respetar la ley. La anarquía era total y, como siempre, el fuerte se aprovechaba del débil.

Real de Catorce se convirtió en una importante ciudad minera, pero poco a poco cayó en la pobreza, y sus calles empedradas y sus edificios coloniales cayeron poco menos que en ruinas, hasta que artistas e intelectuales mexicanos empezaron a comprar casas.
En el 2000, Brad Pitt y Julia Roberts pasaron unas semanas en el pueblo durante el rodaje de la película El mexicano, y la fama de Real de Catorce se disparó. Empezaron a llegar visitantes, por lo general viajeros independientes, artistas, y bohemios de todo el mundo, y su nombre empezó a ser habitual en los foros y guías para mochileros, que venían atraídos sobre todo por el mito del peyote y la tribu huichol.
Los indígenas huicholes viven muy lejos de Real de Catorce, pero tienen en los desiertos que rodean la ciudad su territorio sagrado, y peregrinan a él todos los años entre mayo y junio para hacer sus ceremonias y comer peyote, ingredientes suficientes para atraer la curiosidad de cientos de jóvenes de todo el mundo.